Compresibilidad del suelo en estabulación libre

B. Benz, H. Wandel, T.Jungbluth.
Instituto de Ingeniería Agrícola. Universidad de Hohenheim. Stuttgart (Alemania)

INTRODUCCIÓN

La cojera, problema económico y de bienestar importante en el vacuno lechero, está directamente relacionada en las estabulaciones libres con los suelos (Stefanowska 1998). Originariamente las vacas provienen de los pastos y terreno montañoso del norte de Europa, donde las praderas de hierba les proporcionaban superficies para andar que cedían a la presión de la pezuña (Burgi 1998).

En Alemania, actualmente hay que tratar alrededor del 20% de las vacas al menos una vez al año por problemas relacionados con las cojeras (Zeddies 1997).

La movilidad es el requisito más importante para un funcionamiento correcto de un sistema de estabulación libre. La mayoría de los problemas se concentran en las patas posteriores, sobre todo en la pezuña externa. Si se mira más de cerca la anatomía, se ve que las patas posteriores están preparadas para su función originaria, que es el impulso hacia delante, pero que tienen poca capacidad para la absorción de impactos, ya que están conectadas por articulaciones.
Por el contrario, las patas delanteras, que tienen que captar la energía de propulsión están mejor preparadas para esta función, ya que tiene una articulación flexible al nivel del hombro.

La finalidad del siguiente estudio es crear un sistema de granja que sea capaz de recrear el modelo original de un entorno con suelo blando (pastos de hierba), donde no haya muestras significativas de cojeras.

MATERIAL Y MÉTODOS

La prueba se hizo en dos granjas con 60 vacas cada una. Las dos estabulaciones tienen cubículos confortables, que evitan estancias en pie prolongadas.

Se estudió en tres niveles el comportamiento animal y los diagnósticos de las pezuñas, con parámetros biológicos y etológicos. Primero en suelos de parrilla de cemento, después en suelos de parrilla recubiertos de goma y finalmente en parrillas de cemento de nuevo.

Se midió la resistencia a los resbalones y se confirmó lo ya sabido que los suelos de parrilla con más de cinco años resultan demasiado resbaladizos para que las vacas anden sobre ellos.

Entre los posibles suelos blandos, sólo se consideraron las alfombras de goma compacta ya que se pueden cortar a la medida de la parrilla y no impiden la autolimpieza.

Se realizo el diagnóstico de las pezuñas cada tres meses durante el recorte de pezuñas. Se midieron las diferencias en el tamaño de las pezuñas para controlar el crecimiento del casco. Se observó el comportamiento de las vacas, así como los parámetros relacionados con las características del suelo tales como la velocidad de la marcha, la longitud del paso, número de pasos por hora, patinazos y las veces que se lamían la cola.

RESULTADOS Y DISCUSIÓN

Los problemas de pezuña registrados en 5 niveles de severidad, desde el 1 muy leve al 5 muy severa, son los parámetros más importantes para comparar un suelo duro y uno blando.

Las lesiones de la pared se producen cuando las vacas andan y se resbalan en los suelos de parrilla, conduciendo a una sobrecarga de la suela. Ésta puede considerarse como un factor predisponente para enfermedades de causa mecánica, tales como laminitis, hemorragias en la suela e incluso úlceras de suela. Sin embargo, tras colocar las alfombras de goma, las lesiones pasaron de una forma significativa de severas a levemente severas.

Está aceptado que la laminitis es el mayor factor de riesgo para la aparición de todas las demás lesiones de pezuña. Aunque la laminitis es un problema multifactorial, es obvio que los suelos blandos consiguen al menos disminuir la presencia de hemorragias en la suela.

En la zona de la línea blanca, las hemorragias son expresión de ataques al aparato suspensorio. La tercera falange se hunde en el estuche córneo y el corion resulta dañado entre la suela y el hueso. Los suelos blandos moderan las consecuencias de la laminitas. Ésto se ve claramente por el nivel de hundimiento del hueso y la leve severidad de hematomas y úlceras de suela. Tras instalar las alfombras de goma, se observó un despellejamiento de finas capas del casco de la suela, lo cual forma parte de la regulación normal del crecimiento del casco. Éste es un mecanismo positivo, ya que indica que la zona de apoyo esta soportando la parte mayor del peso y la suela sólo soporta peso adicional ya que la pezuña se hunde en la superficie blanda. En consecuencia no hay sobrecarga de la suela o hematoma en la zona típica. En ganadería lechera intensiva, y en contraste con la situación primaria, se requiere un recorte de pezuñas periódico. Hay que corregir el reparto desequilibrado de pesos y el exceso de presión local cuando la tasa de producción de casco excede a la tasa de desgaste y se pierde la regulación natural del crecimiento del casco. En general, es deseable un crecimiento moderado del casco. Sin embargo, el crecimiento descontrolado depende de factores tales como la reacción a la erosión de talones, laminitis, hipertrofia y abrasión.

No se detectó diferencia en el crecimiento de las pezuñas entre suelos de parrilla blandos y duros. Los suelos no sólo influyen en la salud de las pezuñas, sino más especialmente en el comportamiento de las vacas.

En particular la acción de lamerse la cola es un valioso indicador para observar en la determinación de la calidad de los suelos ya que los animales se encuentran en una posición inestable con una pata posterior levantada y la pata anterior diagonal en peligro de deslizar. Se observó mayor frecuencia de lamidas de cola en los suelos blandos donde los animales se lamían el doble de veces y no se resbalaban nunca. Cuando se les quitó el suelo de goma los animales se adaptaron rápidamente a la nueva situación y dejaron de lamerse en respuesta al riesgo de resbalones. No sólo es importante el hábito de lamerse la cola sino la manera de moverse, que es decisiva para la higiene. Al temer los resbalones, los animales tienen poca confianza y no se lamen la cola. Y la lamida de cola puede ser importante para la higiene entre la ubre y la pata.

La longitud del paso en suelo de goma (unos 80 cm) es comparable al pasto y difiere significativamente de la longitud del paso en suelo de cemento (menos de 60 cm). También aumenta la velocidad de desplazamiento en los suelos blandos, 81 pasos/ hora en suelo duro y 99 pasos/ hora en suelo blando.

CONCLUSIONES

El experimento muestra que los suelos blandos favorecen los requerimientos para el correcto desarrollo de la pezuña y un comportamiento de la vaca sin impedimentos. En estudios posteriores se demostrará que la calidad del casco depende fuertemente de una locomoción sin trabas, ya que es probable que exista una relación próxima entre la biomecánica, la microcirculación y la nutrición de las células vivas que alimentan los tejidos que producen la pezuña. La ventaja de instalar alfombras de goma es que, sólo tomando esta precaución, se resuelven de una vez dos problemas, el pavimento deslizante y la dureza del suelo.

La prevención de cojeras significa reducir las pérdidas de leche y fertilidad, tal y como han mostrado los experimentos. La inversión en cow comfort es definitivamente provechosa a largo plazo. No sólo los aspectos económicos favorecen la instalación de suelos de goma, sino que también los aspectos éticos de tanta importancia hoy en día, especialmente entre los consumidores. Las vacas muestran claramente sus necesidades a través de su comportamiento y ésto, unido a una mejor comprensión de su anatomía y fisiología, puede conducir a métodos de manejo que se parecen más a su hábitat original, los pastos de hierba.

REFERENCIAS

1. Burgi K.: Determine maintenance hoof trimming by observing movement. 10th International
symposium on Lameness in Ruminants, Casino Lucerne, Switzerland, pp. 20-22, 1998.
2. Stefanowska J., et al: Impact of floor surface on behaviour and foot lesions in cattle. Rapport 98-
09, Instituut voor Milieu – en Agritechniek, imag-dlo, Wageningen, 1998.
3. Zeddies J., et al: Ökonomische Aspekte des Einsatzes von Tierarzneimitteln und tierärztlichen
Behandlungen. Der praktische Tierarzt 78, Heft 1, S. 44-51, 1997